PALABRAS DE LA SECRETARIA GENERAL DEL COLEGIO DOMINICANO DE PERIODISTAS SECCIONAL HERMANAS MIRABAL -Raquel Ortega- EN EL SEGUNDO ANIVERSARIO DE SU FUNDACIÓN



Señora gobernadora de la provincia Duarte, Ing. Miledys  Núñez y demás distinguidas personalidades de la mesa de honor.
Damas y caballeros, amigas y amigos, colegas periodistas, hermanos y hermanas mirabalenses, estudiantes de comunicación del CURNE. ¡Buenos días!
Sembrar una semilla en un terreno pedregoso y árido, con muy escasas lluvias, y hacerla nacer, crecer y reproducir como manda Dios, tal vez no sea una labor titánica. Pero lograrlo es el reflejo de: visión clara, acentuada pasión, perseverancia sin fin y hasta sacrificio familiar.
La fundación del Colegio Dominicano de Periodistas Hermanas Mirabal, hace dos años, representa esa semilla.
¡Esta institución está viva hoy! Ha sobrevivido a los vientos huracanados, doblándose como el árbol de bambú.
La cosecha no ha sido tan prolífica como aquella que el agricultor consigue a fuerza de solidaridad, en un marco de fertilidad económica y bendecido por la naturaleza.
Sin embargo, ha sido una cosecha divina, si tomamos en cuenta que sucede en medio de la aridez de aportes. En medio de un quehacer periodístico y mediático nacional que nos las tiene todas consigo en cuanto a la urgencia de la sociedad por recibir información veraz, éticamente trabajada por sus delegatarios, para vivir mejor en este mundo tan conflictivo.
Tarde o temprano, el tiempo, el mejor juez después de nuestro Señor, se encargará de dictar sentencia, reconociéndonos como un oasis en el desierto. Un lugar donde abrevan los sedientos de una voz diferente y cuestionadora, pero reflexiva y sensata, que no espera lisonjas.   
Tengan la seguridad de que cada minuto de nuestro tiempo, cada peso, cada recurso… ha sido invertido a favor de la UNIFICACIÓN de quienes, académicos o empíricos, durante mucho tiempo hemos tenido la sagrada responsabilidad de informar a la sociedad.
Y lo hemos hecho sin violar las limitaciones de ingreso establecidas en la LEY 10 del año 1991, que crea el COLEGIO DE PERIODISTAS. Y lo hemos hecho, sobre todo, evadiendo grandes temporales de intrigas, mezquindades, bloqueos, falsedades y calumnias.
Todo nuestro esfuerzo ha sido puesto al servicio de la visión global que tenemos acerca de la solución de los problemas sociales.
Apostamos a un ejercicio periodístico ético, profesional, basado en la fuerza del dato y de la verdad. Jamás en la especulación, las apologías y la corrupción.
Ese es un compromiso de todos y todas, sin importar que provengan de la academia o de los talleres de la vida diaria.
Pero nada de eso tiene sentido si, como COLEGIO, recorremos las calles llenos de orgullo vano, simulando imparcialidad, ataviados con el traje de la indiferencia, ante los crecientes problemas de una sociedad que se pudre por los cuatro costados.
Tenemos una visión de sistema, integral. La indiferencia y el aislamiento serían el peor pecado ante una sociedad que nos reclama apoderamiento, ser activos, gregarios, participantes. Es imposible desligar al periodismo de la sociedad donde existe, con todo y lo que ella entraña. Nuestro Colegio es y deber ser parte de ella. No tendría sentido nuestra existencia como institución si nos pensamos como el centro del universo. De nada sirve vivir en una burbuja, de espaldas a nuestro entorno. ¡Dios nos libre!  
Nuestros logros no han sido muchos. Tampoco tan resonantes ni espectaculares. Pero su valor es inconmensurable. Citemos, por ejemplo, la gestión en coordinación con la Agencia para el Desarrollo Local (ADELO), de la Maestría en Desarrollo Local Sostenible que será impartida en la Universidad Autónoma de Santo Domingo -UASD-, recinto San Francisco de Macoris. 
Nuestro gran salto ha sido sin embargo el grito permanente para que rehuyamos a la mentira mediática, al chantaje, la chaupucería, la estridencia, la pornografía, la sangre, la agitación de la violencia generalizada y demás basuras que solo contribuyen a hundir a nuestra sociedad.
Una muestra vibrante es el compareciente de hoy, don Osvaldo Cepeda y Cepeda. Durante cinco décadas, un referente de la comunicación radiofónica y televisual del más alto nivel.
Si hemos sembrado siquiera una dosis de actitud crítica en las conciencias de nuestra gente; si hemos contribuido a que al menos una pequeñita parte de nuestra población se haya apropiado de nuestro clamor acerca del potente valor de la verdad… entonces, la semilla sembrada ha comenzado ha fructificar. Una nueva sociedad está naciendo, aunque nos parezca que todo se derrumba.
Es esa una de las grandes satisfacciones para el periodismo. Ya lo ha dicho el premio Nobel de Literatura, periodista Gabriel García Márquez, cuando ha definido el periodismo como:
“Una pasión insaciable que puede digerirse y humanizarse por su confrontación descarnada con la realidad”. 
Esa pasión de la que habla el autor de “Cien años de soledad”, no se sacia con la mentira ni con la calumnia mediática, dos de los venenos que cada minuto nos tiendan.
La destacada periodista Margarita Cordero, directora del digital “7 días”, en el editorial de esta semana “El poder de la prensa”, citando a Sheridan, se ha referido a los daños irreversibles de la calumnia en los medios de comunicación.
Recuerda el comentario de la destacada entrevistadora de televisión, Carmen Aristegui, en el cual ella pidió públicamente una explicación al Palacio Nacional de México sobre el supuesto alcoholismo del presidente de entonces, Felipe Calderón.
Ella se había basado en la opinión --sin confirmarla-- del periodista Federico Arreola, emitida en 2006 en el programa radiofónico de Joaquín López Dóriga.
Arreola admitió luego que había puesto a circular el rumor sobre el alcoholismo del Presidente porque –según dijo--  le había calumniado miserablemente. “A una mentira, respondí con otra”, confió el periodista.  
El expresidente de México no es alcohólico. Pero el embarre ya está hecho, según los datos de la editorialista de “7 días”.
El caso sobre la denuncia de alcoholismo ha recibido cerca de un millón 300 mil entradas en google; mientras que la rectificación del periodista que lanzó el rumor, apenas ha recibido cerca de 5 mil. 
No hay remedio efectivo para cambiar las opiniones de tanta gente que ha visto el rumor en Internet.
¿Qué remedio? Se pregunta Guillermo Sheridan, citado por Cordero. El calumniado siempre lo es dos veces: primero por quien lanza la calumnia y, después, por quien la cree”.
Os invito a poner vuestra vocación y el privilegio de usar los medios comunicación masivo al servicio del objetivo superior de construir una sociedad mejor, sin desigualdades sociales… donde predomine el bienestar general. 

Muchas gracias!
SÁBADO 20 DE ABRIL, 2013

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